Los ilusos en El norte de Castilla

Los ilusos de Jonás Trueba

Jesús Miguel Sáez González 

El segundo trabajo de Jonás Trueba sigue siendo una pieza de cine directo, trasparente. El cine como la vida conviven, están presentes, mezclándose… Los actores ensayan una y otra vez, el modo de decir esos diálogos incluso, las cámaras y los micros  de repente cruzan el plano, tímidamente puede, algunos amigos que llevan a buen puerto –solo hacen que ayudar a Jonás para que su proyecto llegue a buen puerto, van colándose en los intersticios-. Una claqueta se muestra con toda naturalidad, es eso simplemente una claqueta que no sea eliminado en el montaje final, un objeto que es parte de lo que se nos muestra, es tan solo algo indefinido. No estamos por tanto ante un trabajo de metaficción.

Entre esos espacios intermedios habitan los personajes, por qué no decirlo personajes y cineastas vienen a convivir, quizás viene a ser lo mismo. No se nos oculta su ingenuidad. León es un realizador de cine que ha salido recientemente de una relación sentimental, busca su próxima película en bares, librerías, calles, cines –Madrid es una ciudad fantasma. Tiempos de crisis. Blanco y negro-. Sofía está estudiando periodismo, quiere hacer una entrevista a León, no puede porque un día bebió demasiado…o quizás por qué no preguntarnos que en realidad en esta pieza no existe un argumento, una trama. Solo nos encontramos con unos tiempos míseros, algunos amigos nos ayudan a sobrevivir, los amores son imaginarios.

Las historias ya se contaron. Podían ser comedias románticas. Podían habitar resonancias francesas-Truffaut, Godard, por qué no-, Allenianas, incluso existe un lugar para que habiten resonancias de Ópera Prima de Trueba…Existe ahora una imposibilidad de contar aquellas historias, estamos sin embargo frente a ellas, imaginándolas frente a un espejo, sus dobles, ya no existen creencias, y qué más da, porque no seguir pensando todavía en aquellas creencias pese a todo. Se producirá alguna vez el milagro, existen en la película varias manifestaciones, gestos incluso. Entre esos gestos, una intencionalidad, a pesar de todo seguir haciendo cine aún en tiempos como estos. Si el cine tiene un porvenir, la vida cotidiana también debe tenerlo. Solo hay que imaginar un futuro, el cine como la vida se están convirtiendo en otra cosa, y debemos actuar en consecuencia.

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